European Film Challenge y The Film Agency-Think Data presentan, con la colaboración del Programa Europa Creativa Media, este primer informe sobre el comportamiento cinéfilo de jóvenes entre 18 y 30 años.
Este estudio forma parte de un estudio de audiencia cinéfila joven emprendido por el proyecto European Film Challenge, coordinado por The Film Agency, y utilizando la estructura y conocimiento del departamento de innovación Think Data. A este primer informe le seguirán futuras oleadas que nos permitirán seguir conociendo a las audiencias jóvenes. Aquí nos embarcamos en un viaje acompañando el consumo audiovisual tanto en las salas de cine como en sus hogares a través de las plataformas OTT. Un acercamiento para entender quiénes son, cuál es su conexión con el audiovisual, con qué frecuencias lo buscan y dónde están. Esto nos permite cuestionar estrategias actuales y trazarnos nuevos retos de promoción del audiovisual a futuro.
La encuesta se dirigió a una muestra de 1,000 jóvenes cinéfilos de entre 18 y 30 años que afirmaron consumir cine en cualquier formato - incluso por medios ilegales. El estudio abarca a dos generaciones limítrofes: centennials (18-25) y millennials (26-30 años), enfocándose exclusivamente en el segmento cinéfilo.
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En este informe, nos centramos en aquellos individuos que consumen cine en salas de cine y en plataformas de streaming, que son los principales canales de consumo para este segmento.
Hablaremos de comportamientos, no de clústeres. Con el objetivo de identificar hábitos comunes, hemos establecido agrupaciones de comportamiento entre los jóvenes. Estas no son categorías excluyentes como en un clúster o clasificación metodológica donde pertenecer a un grupo impide pertenecer a otro. Aquí establecemos patrones a través de la observación y repetición de rasgos comunes, de forma empírica, para ayudarnos a entender mejor las distintas motivaciones y pulsiones de las audiencias.
Los segmentos de comportamiento que hemos encontrado en el estudio van desde perfiles de consumo exclusivamente en salas como 🦞Lanthimists o los 👁️🗨️ Clockwork Club que tienen unas preferencias marcadas por el cine independiente y clásico, o comportamientos más inclinados al cine comercial como 🌵Dunatics o❤️🔥Window Dreamers - estás últimas presentan un consumo híbrido en digital. Otros perfiles más amplios donde prima el consumo en SVOD 🪟Laurel Anatomists, 🛩️ Red 'N' Society o 🐷 Edge Seekers.
En este estudio nos centraremos en las dos principales vías de consumo cinematográfico: las salas de cine y las plataformas SVOD.
Hace ya unos años desde que las plataformas de streaming irrumpieron en un panorama antes estable, y su presencia se intensificó con la pandemia. Esto ha generado miradas recelosas que han jaleado la tensión entre la butaca roja y el sofá de forma salomónica. Estas miradas limitantes entienden que lo que tiene una, es porque se lo ha quitado a la otra. Sin embargo, este informe es una invitación a una reflexión más amplia y enriquecida sobre un consumo complementario, donde ambas opciones puedan beneficiar y fortalecer el puente entre el cine y su audiencia.
Nos centramos en un segmento escurridizo, incluso, huidizo del cine de autor y que comienza a ser cada vez más ausente en las salas de cine. Para la industria audiovisual, comprender y adaptarse a estas tendencias es esencial para conectar con una generación que sigue ávida de historias, pero que busca experiencias más flexibles y personalizadas.
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El SVOD aumenta la frecuencia, el consumo indie…y la brecha con el mainstream.
Aunque el consumo de cine independiente se refuerza en el entorno digital, observamos que la frecuencia de consumo más extendida en SVOD es el consumo semanal con el 54% de los encuestados. La distancia entre el cine indie y el cine comercial se amplía a favor de este último (27 puntos de distancia en los hombres y 35 puntos en las mujeres).
En el consumo mensual y anual encontramos comportamientos afines entre los 🛩️ Red 'N' Society y las 🪟Laurel Anatomists donde la brecha entre cine indie y comercial se acorta significativamente debido a una caída notable en el consumo de cine comercial (distancia alrededor de los 30 puntos en ambos sexos).
Esto sugiere la existencia de un segmento de audiencia indie en las plataformas digitales que, aunque no consume películas con alta frecuencia, está más abierto a ver películas independientes que generan resonancia o tienen reconocimientos, como las que suelen estar en carreras de premios, en sus consumos mensuales o anuales como los 🛩️ Red 'N' Society.
Por otro lado, el cinéfilo asiduo que consume intensamente de forma semanal en SVOD se ve más influenciado por la oferta mayoritaria de cine comercial disponible en estas plataformas. El consumo semanal tiene una tendencia más marcada entre las ❤️🔥Window Dreamers, y los 🐷 Edge Seekers donde dominan preferencias mainstream.
Mientras que el público que asiste semanalmente a las salas de cine—aunque minoritario (11% encuestados) —muestra una mayor diversidad de consumo y una apertura más significativa hacia el cine independiente, el consumo intensivo en SVOD tiende a favorecer claramente el visionado de contenido mainstream
****Este fenómeno podría estar influenciado por varios factores: la abundancia y accesibilidad del catálogo comercial, los algoritmos de recomendación que favorecen contenido mainstream, la "parálisis de decisión" ante la enorme oferta disponible o la preferencia por un visionado más ligero y sin complicaciones—lo que llamamos "neurona en modo avión".
En resumen, aunque se intensifica el consumo de cine en general, y no necesariamente se traduce en un aumento proporcional del consumo significativo de cine independiente, sí que se observa un incremento del consumo indie entre el sector femenino. Esta audiencia femenina es clave para movilizar en el ámbito del SVOD, y su mayor inclinación hacia el cine independiente puede repercutir positivamente en el recorrido y la visibilidad de las películas indie en el entorno digital.
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Esto sugiere que en SVOD los consumidores se vuelven más “endogámicos” y restringen su exploración a sus géneros preferidos, una tendencia reforzada por los algoritmos de recomendación, que limitan la exposición a otros contenidos y crean una “burbuja de consumo”.
Esta dinámica plantea un desafío para la visibilidad y promoción del cine independiente en las plataformas digitales. Para equilibrar la balanza, sería necesario implementar estrategias que destaquen y faciliten el acceso al cine indie, fomentando así una diversidad real en el consumo cinematográfico digital que no favorice solamente al top 10.
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Los Centennials, los más indies: un puente entre el sofá y la butaca roja.
Los datos revelan que los centennials de 18 a 20 años son los mayores aficionados al cine independiente, tanto en las salas de cine como en las plataformas de streaming (SVOD). Este grupo muestra una clara preferencia por el cine indie, con la mitad de los encuestados consumiendo cine independiente semanalmente en SVOD (50%) y siendo también los más inclinados hacia este género en las salas, ya sea en consumos semanales o mensuales.
Sin embargo, a pesar de su afinidad por el cine independiente, los centennials son el segmento que menos frecuenta las salas de cine en general. Esto significa que, aunque valoran el cine indie, su consumo se da principalmente en el entorno digital. Aquí es donde el SVOD se convierte en un terreno fértil para crear puentes entre el sofá y la butaca roja.
Aprovechar el interés de los centennials por el cine independiente en plataformas digitales puede ser clave para incentivar su asistencia a las salas de cine. Estrategias como eventos especiales, promociones o experiencias inmersivas podrían atraer a este público joven a vivir la magia del cine en pantalla grande.
Además, las mujeres centennials destacan ligeramente en este ámbito, con una participación en el consumo de cine indie dos puntos porcentuales superior a la de los hombres (39% frente al 37%). Esto sugiere que hay un público femenino particularmente receptivo que podría ser movilizado.
En contraste, los millennials muestran una mayor desconexión con el cine independiente y una preferencia marcada por el cine comercial, especialmente en consumos semanales (78% en el grupo de 26-30 años). Este comportamiento se refuerza en las salas de cine, con un 84% y 81% de consumo de cine comercial en frecuencias mensuales y anuales, respectivamente.
Existen elementos para crear sinergias entre la sala y salita de estar: Utilizar el entorno digital como puente para atraer a los jóvenes amantes del cine indie a las salas de cine, revitalizando así la experiencia cinematográfica tradicional y fortaleciendo el vínculo con esta nueva generación de espectadores.
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La brecha indie en el entorno rural. Cuando se supera la barrera de acceso—es decir, cuando el consumo no se limita únicamente a las salas de cine—observamos que el espectador rural opta por un visionado más diversificado, donde el cine independiente gana protagonismo. Esto indica que al público rural sí le gusta el cine indie, pero a menudo no tiene acceso a él.
El acceso al cine clásico, a través de ciclos y muestras monográficas, es a veces más frecuente en las salas rurales que la disponibilidad de películas de estreno de autor. El cine clásico se convierte así en una alternativa relevante para los espectadores rurales, compensando la menor presencia de cine independiente reciente y enriqueciendo su experiencia cinematográfica.
La limitada disponibilidad de cine independiente en áreas rurales y suburbanas amplía la brecha de consumo entre estas zonas y las ciudades. Esto plantea un dilema: ¿es la escasez de cine independiente la causa o la consecuencia de su bajo consumo en estas áreas?
Este fenómeno refleja un desafío importante en la distribución de películas independientes: los distribuidores tienden a priorizar las audiencias urbanas más grandes para maximizar la rentabilidad, lo que reduce la exposición en zonas remotas. Esta situación crea un círculo vicioso: la falta de acceso dificulta la formación de nuevos públicos para el cine independiente fuera de las grandes urbes.
Para romper este ciclo, es esencial implementar estrategias que acerquen el cine independiente a las comunidades rurales. Esto podría incluir proyecciones itinerantes, colaboraciones con instituciones locales o el uso de plataformas digitales que permitan un acceso más amplio. Al ampliar la disponibilidad y fomentar el interés por el cine indie en estas áreas, no solo se enriquecerá la oferta cultural, sino que también se potenciará la diversidad y la inclusividad en el consumo cinematográfico a nivel nacional.
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A ver cine se aprende, viendo. Aunque de forma marginal, todas las áreas presentan audiencias que no consumen cine. El entorno influye decisivamente en la formación de hábitos. Si el consumo de cine —en cualquier formato— no forma parte de los rituales culturales habituales de los jóvenes espectadores, este dejará de ser una opción de ocio. No se trata solo de tener acceso a salas y películas, sino de que exista un entorno cultural fértil que fomente el cultivo de su cinefilia.
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Potenciando el vínculo con las jóvenes cinéfilas para revitalizar las salas de cine
Las jóvenes cinéfilas se perfilan como **un público clave tanto en las salas de cine como en las plataformas de streaming (**SVOD). En el entorno cinematográfico, ellas muestran una mayor sensibilidad hacia los elementos intrínsecos que enriquecen la experiencia en la gran pantalla, como la inmersión y la socialización. Aunque son más sensibles al precio, existen factores sustanciales que pueden incentivarlas a acudir a las salas.
Esta sensibilidad contrasta notablemente con los hombres de entre 18 y 30 años, quienes demuestran una mayor indiferencia hacia estos aspectos, convirtiéndolos en un público más difícil de atraer por estas vías. La preferencia de las mujeres jóvenes por el consumo digital parece estar más relacionada con el valor añadido que perciben en términos de variedad y volumen de contenido, más que por consideraciones económicas. De hecho, el acceso a una amplia oferta de contenido es el principal motivo para suscribirse a una plataforma para el 78% de las encuestadas.
Sin embargo, las mujeres muestran una mayor receptividad hacia otros factores que fomentan la asistencia al cine, lo que ofrece oportunidades para mitigar la barrera económica. Esto abre la puerta a estrategias que destaquen los aspectos experienciales y sociales de la visita al cine, elementos que ellas valoran especialmente.
Además, el estudio revela que las jóvenes mantienen una conexión más fuerte con la experiencia cinematográfica en salas. Las razones pueden ser diversas: desde preferencias culturales y sociales, pasando por una oferta de contenidos que las interpela directamente, hasta una mayor valoración de las experiencias compartidas que ofrece el cine.
Este escenario presenta una oportunidad significativa para la industria cinematográfica: fomentar y ampliar el interés existente entre las jóvenes y diseñar iniciativas que reenganchen a los varones. Al adaptar las experiencias y ofertas a las necesidades y preferencias de cada grupo, es posible fortalecer el vínculo entre el cine y su audiencia más joven, impulsando así un futuro más prometedor para las salas de cine.
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Desafío con el público masculino: Los hombres están menos influenciados por factores intrínsecos a la experiencia cinematográfica y muestran menor sensibilidad al precio y la exclusividad o renombre; lo que los convierte en un target más difícil de movilizar. Es posible que se requieran estrategias centradas en contenido atractivo o experiencias únicas para atraer a este grupo. ¿Qué otros contenidos audiovisuales o sesgos pueden estar interpelándolos más? ¿Deportes? Youtube o Twitch? ¿Otros?
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Ni mucho ni poco acceso a las salas de cine.
Los espectadores urbanos tienen, en teoría, mayor acceso a las salas de cine y disfrutan de un amplio abanico de ofertas cinematográficas. Sin embargo, sus opciones de ocio en las ciudades también son más numerosas que en otros entornos con menos oferta cultural. Esta diversidad puede diluir su frecuencia de asistencia al cine, ya que compite con múltiples alternativas de entretenimiento.
En entornos suburbanos, las actividades de ocio están más focalizadas y a menudo se asocian con los multicines ubicados en centros comerciales. Aquí, el cine se convierte en una opción de entretenimiento más dirigida, aunque sigue compartiendo espacio con otras actividades disponibles en estos complejos.
Por otro lado, la limitación de acceso en el entorno rural provoca comportamientos extremos en la asistencia al cine. Un 8% de los encuestados en estas áreas pisa las salas de cine solo de forma anual, posiblemente debido a la falta de infraestructura o a las grandes distancias necesarias para llegar a una sala. Sin embargo, un 15% las visita semanalmente, el porcentaje más alto entre todas las áreas analizadas.
Esta dualidad sugiere que, a pesar de las limitaciones, el cine ocupa un lugar significativo en la vida de un segmento de la población rural, quizás porque representa una de las pocas opciones culturales disponibles. Aunque sigue siendo un público minoritario para el motor de las salas y su principal consumo es anual; las inclinaciones de al menos un segmento concreto muestran una alta motivación hacia el consumo en salas.
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